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viernes, 23 de noviembre de 2018

"Adios, Señorita Begonia"
















Esta es una historia que termina triste. Triste porque cuando alguien parte en forma prematura, nunca podemos sentir alegria. Salvo que comprendamos que el ser que se va estaba sufriendo y de esa forma se libera del sufrimiento terrenal. Es un poco, la tristeza que siento, la que me impulsa a escribir este post. Sin embargo, la vida y obra de esta gran mujer, correspondería siempre ser recordada y evocada con una sonrisa. Una docente ejemplar. Que comenzara muy joven su carrera enseñando, y que culminara siendo la misma directora del colegio donde fue mi maestra. LA MAESTRA.
De ella trata la historia de hoy.

La historia comienza en 1976, en el ya nombrado en este blog, Colegio Jose Manuel Estrada. Mi primera maestra fue la señorita Esperanza. Era una maestra experimentada. Algo severa. Con poca paciencia. No puedo decir que su trato hacia mi fuera malo o algo por el estilo. Pero las cosas se daban de esa forma. Simplemente. Sin embargo, a dos meses que hayan iniciado las clases, toma licencia por maternidad. Y la escuela toma la decisión de enviar una suplente.

Allí es donde aparece en escena la Señorita Begonia. Una mujer muy alta -al menos para mi estatura-, muy hermosa, como se puede apreciar en la fotografía. De veinticinco años. Con conceptos muy diferentes tanto en la forma de enseñar, como asi en el trato hacia los alumnos. Si digo que se tomaba mucho tiempo en mi, que apenas tenia 17 kilos, que los médicos decían "que tenía huesitos de papel", no me estaría equivocando. Con ella pude comprobar, en carne propia, aquel concepto de que "la maestra era la segunda madre". Aquella suplencia se extendió más alla de los tres meses y duró hasta finales de ese ciclo lectivo. Ir al colegio resultaba ser toda una fiesta. Me gustaba estar mas en el colegio que en casa. Me sentía querido, protegido. Y logicamente, mis padres sabían de la situación, y con el correr de los años Begonia fue como parte de mi familia. Era merecido. Casi en el filo del fin de año, vuelve Esperanza, y con ella todo lo que iba sucediendo desde un principio. Tenía desazón, desilución, incertidumbre. Porque parecía todo injusto, si bien sabemos que la maestra que se había ido era la titular del grado. De todos modos, Begonia volvio a Saludarme en el acto de Fin de año. Pase a segundo grado. Y por suerte, la vida podía dar revancha.

Año 1977. Segundo grado. Como el colegio no era suficientemente grande, el segundo grado debía cursarse, hasta septimo, en el turno mañana. Para un niño en las condiciones que ya enumeré, sumandole a esto, que ese año debía tener una intervención quirúrgica programada -admigdalas y adenoides-, era todo un desafío. A eso había que sumarle la incertidumbre por quien iba a ser "la maestra titular" de ese grado, por todo el año. Tras ese primer madrugón, y el flor de aguacero que tuvimos que soportar hasta llegar al colegio, aun teníamos que dilucidar quien se iba a hacer cargo de nosotros ese año. Pero al igual que esas peliculas, la noche se convirtió en día, la lluvia caia pero no mojaba. Y si mojaba no se sentía. Otros eran los sentimientos que pasaban por todos -y por mi- en ese momentos, cuando nos enteramos que Begonia iba a ser nuestra maestra de segundo grado.

Hablar de las innumerables anécdotas pasadas en ese año, que sumaban y potenciaban a las ya pasadas en el año anterior, son innumerables e irrepetibles. Desde contagiarnos varicela mutuamente, hasta que festejara su cumpleaños con todos los chicos -trayendo varias tortas de crema y chocolate-, son apenas la cascara de una jugosa cebolla. Tenía la docencia en su sangre y la llevaba en su corazon. Y no lo simulaba, era verdad. 

Al mes y medio de que sacaramos esta foto que con tanto afecto guardo, tomo licencia con maternidad. Razón por la cual, con lo avanzado de su gestación, y a la vez del ciclo lectivo, tuvo que ser reemplazada por otra maestra, por el resto del año. Ya nunca más la tuve como docente. Pero el recuerdo y lo que hizo por todos mis compañeros es imborable. Y no era una despedida, ya que la veía periódicamente. Y sin menospreciar a todas las maestras que tuve, que han sido todas profesionales, podría parafrasear aquel tango que decía "no habrá ninguna igual, no habrá ninguna".

Hasta 1985, Begonia siguió dando clases en el mismo colegio. Cosechando alumnos y brindandose en todo momento tal cual era. Fue premiada por su labor, nombrándola Secretaria del Establecimiento, cargo que todo el mundo aplaudió, ya que era merecido. Como aquella vez que ganó un cero kilometro con la lotería, y que luego vendiera a otra maestra. Todo lo que sucedía en su vida era merecido, estaba tocada con la varita mágica.

En 1997, se organizó en el colegio una feria del libro, con la presencia de autores, que daban charlas a los chicos. Ella gestionó para que asistiera como un ex alumno -que tenía trayectoria artistica, ya era dibujante y estaba haciendo en aquel momento, una exposición en Avenida de Mayo-, fuera a dar charlas para los chicos. Cosa que hice y que tambien me llegara a escribir anécdotas en este blog. Sin embargo, dos años antes, en una charla que tuve con ella me confesó que "había tenido una operación", algo que desde aquel momento puso en alerta todos mis sentidos. Si bien estaba bien, todos sabemos que ciertos problemas merecen tener recaudos.

Hasta los primero años de la década anterior, era muy comun encontrarla en los lugares acostumbrados donde se la ubicaba, la estación de ternes, el banco, el tramo comercial de Rafael Calzada. Tanto conmigo como mi familia, el trato era muy cordial, muy ameno, siempre venían algunos recuerdos, alguna anécdotas. Hasta que por razones incomprensibles, dicho contacto se había cortado en el tiempo. No se supo mas nada de ella. Entonces dentro de mi comenzó a hacerse carne la idea que con el correr del tiempo su salud hubiera empezado a reclinar. Por aquello que me había contado en una ocasión. Fue por ello que, en cuanto pude, intente hacer una busqueda por la red social Facebook. Al colocar dicha foto, y otras de esa epoca, se recopilaron muchos likes, y hasta, paradójicamente aparecieron familiares de compañeros de la primaria, que me agradecían "darle vida a mis compañeros que ya no estaban", al publicar esas fotos. Cosas que sinceramente me hicieron llegar los ojos de lágrimas. Para que negarlo.

Me hice miembro de un grupo de esa red, organizado por el mismo colegio, pero en particular, se dedicaba mas que nada a la secundaria. Como yo también hice parte de la secundaria allí, accedieron a mi pedido de poder publicar alguna foto de la escuela primaria. No tenían muchas ganas de que las publicara ya que según ellos, muchos alumnos que cursaron la secundaria allí venían de otras primarias, y no era material que pudieran entender. Sin embargo, cuando publico, esta y otras fotos, ocurre lo inesperado.

Muchos alumnos, de mas edad que yo, o incluso de menos, empezaron a hacer comentarios enriqueciendo la historia que se veia en dichas fotos, y todavía más, elogiando a Begonia, por su extensa obra. La cual no había terminado con el cargo de secretaria, sino que también había sido la DIRECTORA del establecimiento. Y esto ultimo no lo sabía, pero me imagino que al ver la foto de la ex Directora con un "desconocido" como yo, habrá armado revuelo.

Como frutilla del postre, recibo un mensaje debajo de la foto de su propia hija. Aquella hija que tuvo en 1977, cuando nos dejo en segundo grado. Y me contó que se había jubilado como directora en 2010, y que faleció -muy prontamente, era muy joven aún-, en febrero del 2011. Y paradojicamente me entero siete año después. Me quedó poderle decir a su hija, la cual conocía desde la panza, todo aquello que sentía, y que me hubiera gustado de decirle a su madre, aunque yo se que ella, desde donde este, segurmanete lo sabía lo sabía.

Estara siempre en mi memoria, en mi alma, y en mi corazon.

Espero que les haya gustado esta historia.




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