COMO EL AVE FENIX

Ya estamos en 1997. pasaron muchas cosas en estos años. Casi debo dejar de trabajar, tras varios problemas de salud, que de hecho, me paralizaron varios meses por órdenes de los medicos.

Sinceramente, yo no me quería dedicar mas al tema de los medios, así como traía las satisfacciones del deber cumplido, por otra parte se tenía las presiones de mucha competencia en un lugar demasiado chico. Si bien, la provincia de Buenos Aires pueden albergar en su extensión territorial a mas de un país europeo, a veces el territorio parecía muy pequeño, o bien el infierno, era demasiado grande.

Fue como, al salir del hospital, juré una y mil veces que me iba a dedicar a otra cosa. Más de una vez bromeé, y lo sigo haciendo, que algún día cuando mi profesión no me de más posibilidades, me dedicaré a vender lombrices en una de esas rutas por donde pasan los pescadores en los fines de semana. Pero lo cierto que hasta el momento, no he podido cumplir con esa promesa...y sigo contando historia.

Cuando me reinstalo en mi casa, suena el teléfono. Era una llamada de larga distancia. Desde Santa Fe. Mi primo junto con otros coprovincianos habían organizado un movimiento de trabajadores desocupados -recordemos que en los noventa había un 18 por ciento de la población sin trabajo. Hoy siguen igual, pero cobran planes sociales, y los políticos los utilizan para seguir en el poder-, y lo principal, era que necesitaban un periodista que hiciera la prensa del sindicato en capital y provincia. ¿Cómo le decía a un familiar que no le podía dar una mano, aún sabiendo que no iba a ganar dinero por semejante cruzada? La respuesta solo tuvo tres palabras: LA LEYENDA CONTINUA...

Fue cono bajo el riesgo de sufrir una ventración, viajé en colectivos y trenes por todas las inmediaciones donde había medios, difundiendo estas noticias. Tuve la suerte que como conocía el medio tuve respuesta y a pesar que se trataba de una noticia del interior del país. Fue publicada en casi toda la provincia, y luego les envié una encomienda repleta de diarios y periódicos zonales, para culminar a finales de 1995, aún covalesciente, en la Plaza de Mayo, en un acto que organizaba este movimiento junto con las Madres de Plaza de Mayo, en donde ni encontré a mi familiar, nos vimos en Lanús un par de días mas tarde, en la casa de otro pariente. Se puede decir que el Ave Fénix, comenzaba a resucitar de sus cenizas.

Al año siguiente, y tras la enfermedad, había perdido terreno dentro de lo laboral, un par de meses inactivo habían hecho mella en lo mío y existían cosas que ya no eran las de antes. Fue cuando, por tener tiempo de sobra, llega a mis manos, un medio de Portugal, el "Jornal O Sambrasense", organo de prensa zonal y del club deportivo y Social de San Bras de Alportel, en la Provincia de Algárve. Y como casualmente soy hijo de portugueses, y hablo y leo el idoma -hay quienes no hacen ambas cosas-, se me ocurrió hacer una carta presentación y envíar varios dibujos humorísticos como los que hacía aquí, pero más que nada a modo de travesura. No esperaba nada de semejante excursión. O sí lo esperaba pero muy intimamente.

Algunos meses más tarde, ya habiéndome olvidado del evento, llegan a manos de mis familiares paternos, en Haedo, en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires un ejemplar de este periódico, en donde existían dibujos conocidos...¡Pero no puede ser! ¡Cómo puede venir de Europa algo que se hace aca! El revuelo que se armó alcanzó para que mi carrera se salvara. Estuve publicando cinco años seguidos en ese periódico aún sin conocer las caras a quienes trabajaban en ese medio. Aún no se popularizaba -al menos aquí- el correo electrónico e internet, por lo cuál el correo postal era lo único que nos unía. A ellos con mis dibujos, y a mi con los ejemplares de los periódicos.

El Personaje que realizo, llamado "El Licenciado", era a quien yo había llevado a Europa como "caballo de batallas", mientras que aquí, con cada publicación del exterior, se armaba una especie de "licenciadomanía". 

Todos querían al dibujante de Europa, y hasta el Diario del Viajero, un semanario que se edita en la Ciudad de Buenos Aires para todo el país me invito a realizar en sus galerías una exposición con mis trabajos. 

SENCILLAMENTE, NO SE PODIA CREER.

Fue así con anticipación como se proyectó "Licenciado Primer Milenio", la segunda exposición que yo hacía, ni más ni menos que en la mítica Avenida de Mayo. La primera se llamaba "Licenciado Décimo Aniversario", la había realizado en Adrogué, en 1990, durante una Feria Industrial, y unos vándalos destruyeron las réplicas que se exponían. Existieron hasta la inauguración de la Muestra muchos miedos, porque ante un fracaso, aunque no haya sido propio del todo, se puede decir que se trató de un hecho "fortuito", sin embargo el temor era ante tantas tempestades que algo de las locas historias se volviesen a repetir. Todo podía darse.

Entretanto. Los medios locales hablaban primero de la hazaña de Europa, la que se ampliaba un poco más todos los meses y por el otro lado, de la muestra en Avenida de Mayo. Ya lo dice el refrán, "pueblo chico, infierno grande".

Fue así como un amigo dibujante, quien también colaboraba en aquel momento en Vida de Lanús, llegó un día con su cámara, y sacó estas fotos que por razones de espacio nunca publicó en su revista. Y que terminaron en mi album de fotos. Se podrá apreciar que las fotos, están sensiblemente "actuadas". Yo haciendo que hablaba con un teléfono celular, que hoy sería tan grande como un inhalámbrico (pesaba 350 gr., un Technophone 405, que valía U$S 1,000, sin mensajes de texto, ni radio, ni cámara, totalmente analógico), y escribiendo con una moderna maquina de escribir, las cuales aún en ese momento ya estaban en vías de desaparición. Pero lo que valió fue la intención y fue un hermoso momento. Digno de ser reflejado en este post.

Ojalá les guste.